Este es el motivo de que
para determinadas aplicaciones se haga necesaria la utilización de metales en
cuya composición no interviene el hierro y cuyas propiedades, eliminados los
inconvenientes anteriormente citados, son más adecuadas para el uso al que van a
ir destinados. Son las aleaciones no férreas, que se clasifican de acuerdo con
el metal que interviene en las mismas de forma mayoritaria; las más comunes son
las de cobre (bronce y latón), aluminio, magnesio (aleaciones ultraligeras) y
titanio.
La utilización de
materiales no férricos, el uso de polímeros y materiales cerámicos ha permitido
ampliar el comportamiento esperado en los aceros tradicionales en propiedades
tales como la resistencia térmica y eléctrica, la resistencia a la corrosión,
la ligereza…, y, consecuentemente, se han ampliado las aplicaciones y usos de
este tipo de materiales.
Este trabajo de Amelia Tierno López
nos facilita un cuestionario acerca de la utilización de materiales no
ferrosos.
Como casi siempre, la
editorial McGrawHill
nos proporciona el resumen del tema que nos ocupa.
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