
La hidráulica es una rama de la física y
la ingeniería que se encarga del estudio de las propiedades mecánicas de los
fluidos. En definitiva, se trata de, mediante un circuito hidráulico, controlar
por medio de una serie de válvulas un
actuador hidráulico (ya sea axial o rotativo), para así a su vez gobernar una serie de aplicaciones que van desde la maquinaria industrial hasta la dirección asistida de los vehículos.
La oleohidráulica
es una rama de la hidráulica que utiliza derivados del petróleo como fluidos.
En esencia, la oleohidráulica es la técnica aplicada a la transmisión de
potencia mediante fluidos de tipo líquido (en oposición a la neumática, que utiliza como fluido el aire), como son: el agua (poco usada),
el aceite soluble (poco adecuado, aunque económico), el aceite vegetal (mejores
propiedades que el agua), hidrocarburos clorados, y el aceite mineral (al que
suelen añadírsele aditivos de cara a mejorar sus propiedades).
Los aceites hidráulicos se seleccionan de
acuerdo con sus características físico-químicas (punto de fluidez, viscosidad,
rango de temperaturas de trabajo…) y han de cumplir las siguientes funciones en
el circuito: Transmisión de potencia, lubricación de piezas móviles, disipación
del calor, protección contra la corrosión, reducir la formación de espumas e impedir
oxidación y la formación de impurezas, picaduras, lodo, goma, etc.
En cuanto a los constituyentes de un
circuito neumático, los principales son el depósito, las bombas, válvulas,
tuberías y actuadores y, como componentes accesorios, podemos señalar los
enfriadores, filtros, racores y manómetros.
En este enlace del Catedu,
muy completo, como siempre, podemos encontrar simbología hidráulica,
información sobre los fluidos utilizados, una comparativa entre hidráulica y
neumática, los principios físicos en que se basan este tipo de aplicaciones, problemas
resueltos, etc.
El trabajo de resumir el tema de nuestro
libro lo ha hecho McGrawHill para nosotros, y como mi trabajo (parte
de él, claro) es traértelo, aquí lo tienes: