¿Coches que conducen solos? ¡Tanto tiempo y dinero invertidos en sacar el carnet de conducir y ahora resulta que los coches no necesitarán de conductor! Está bien, lo acepto, parece que mi santa se tendrá que buscar otras excusas para meterse conmigo (motivos no le doy, razones no le faltan): que si aparca ahí, que si más despacio, que si adelanta ahora, que si eres no somos paquetes, que si te ha tocado el carnet en la tómbola... Parece que todo esto se va a acabar, ahora bien, ¿qué conversaciones de familia tendremos ahora? El tiempo lo dirá. Todo esto pasará a la historia, como mi pelo, gracias al Google car. ¿Que de qué te hablo? A ello vamos.
Al parecer, Google, la famosa compañía del buscador de internet, se ha echado a la carretera en esto de inventar un coche inteligente, capaz de conducir de forma autónoma, sin ayuda ni copiloto y, basándose en su tecnología cartográfica (eso que vemos con los muñequitos del Google Maps) y haciendo uso de GPS de última generación, radares, cámaras y sensores láser capaces de captar y analizar el tránsito tomar decisiones (parar, arrancar, acelerar, frenar, izquierda, derecha...) el coche autodirigido lo tenemos a la vuelta de la esquina.
La cosa va tan en serio que también fabricantes como BMW, Mercedes o Toyota están probando varios sistemas que funcionan con GPS de alta precisión que saben donde se sitúa el coche con errores de dos centímetros y que han dado lugar a avances que ya tienen implantados algunos vehículos comerciales del mercado actual, por ejemplo, sabemos que algunos modelos son capaces de aparcar solos o de, si en un momento de despiste nos hemos salido de nuestro carril, avisarnos con una señal acústica o lumninosa, o de frenar automáticamente si nos acercamos demasiado al vehículo precedente.
Los Google car (siete vehículos en total, resultan fácilmente identificables porque suelen ser Toyotas modelo Prius, con las características cámaras y radares en el techo, letreros de la compañía en los laterales y una característica matrícula roja con el símbolo del infinito en ella) ya están probándose en las carreteras norteamericanas y parece que ya se han dado una vueltecita, acompañados de un copiloto (la seguridad obligaba a que los coches tuvieran un ayudante que pudiera, en caso de necesidad, desactivar el modo automático. La seguridad también ha obligado ha suscribir pólizas de seguro de un millón de dólares a cada uno de los vehículos), y larga, pues parece que ya que se han puesto el traje de salir se han marcado unos 225.000 kilómetros.
Las líneas de investigación en las que se trabaja son distintas y complementarias y van desde paneles que, situados en las carreteras, interactuarían con los coches para avisar dónde están los atascos y marcar las mejores rutas, a otras en las que se acentúa la interactividad entre los coches dotados de este sistema.
Si bien te anunciaba anteriormente que el futuro ya está aquí, que cada vez estamos más cerca de conseguir la tecnología que nos permita fabricar este tipo de vehículos, a su implantación le queda un largo camino por recorrer pues nos encontramos ante problemas como la infraestructura necesaria en las carreteras (no están los tiempos para jugar) y el siempre a tener en cuenta 'factor humano' ya que si, por ejemplo, estamos pasando con nuestro coche por un cruce de calles en el que tenemos nuestro semáforo en verde y otro conductor se salta el suyo en rojo con un vehículo que no estuviera dotado de este sistema, chocaríamos.
En cualquier caso, el futuro es ahora, y ahora es el momento de dejar tu comentario a esta entrada.
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