Las recetas (informáticas) de mi abuela

Dice el refrán que más sabe el diablo por viejo que por sabio, y en informática, disciplina que acompaña nuestras vidas desde hace unos cincuenta años, ya se ha creado un acervo de experiencias que conforman una especie de sabiduría popular. Hemos recogido en este artículo un ramillete de consejos que todo el mundo conoce y olvida, y tan sólo recuerda ante un apuro informático consumado (¿quién no ha sufrido la pérdida de información de un pendrive conociendo de antemano la bondad de las copias de seguridad?) Ni nacemos sabiéndolo todo, ni parecemos capaces de escarmentar por las experiencias ajenas, pero, para que no puedas decir que tú no lo sabías, y por si además conseguimos ahorrarte algún trance desagradable, ahí te lanzo una serie de consejas, por si quieres atenderlas. Avisado estás.

1. Si funciona, no lo toques. Es una de las máximas aplicables tanto a ordenadores y gadgets (móviles, cámaras digitales, consolas de videojuegos, tablets, etc.) como a otras áreas de la vida: si algo va bien, más vale procurar «tocarlo» lo menos posible y no cambies componentes ni periféricos, no toques cables y, principalmente, no cambies la versión 7.6.5.3 de tu programa por la 7.6.5.4 porque no vas a percibir ventajas de esta actualización, ni cambios en las prestaciones del programa ni una mejora en el rendimiento de tu equipo y sí, posiblemente, algún problema de compatibilidad. Si además eres capaz de vivir sin cambiar el sistema operativo (¿dónde estará el mítico Windows XP?) durante cierto tiempo, tanto mejor: cada cambio puede ocasionar problemas de "convivencia" con el software instalado, arruinando lo que hasta entonces funcionaba bien, si bien de forma no absolutamente irreversible, sí, en ocasiones, con una complicada marcha atrás. ¡Ojo! no estamos predicando la vuelta a la caverna ni el vivir con un software absolutamente desactualizado, sino el hecho de que nos parece más apropiado el no tocar nada en los momentos críticos y dejar este tipo de "entretenimientos" para cuando tengamos tiempo, ganas y esté nuestro primo el informático a nuestro lado.
2. Copias de seguridad. Por mucho cuidado que pongas en evitarlo, perderás tus datos, la cuestión es saber cuándo. Todo el que utiliza ordenadores y otros dispositivos que necesitan almacenar información, sabe que de vez en cuando va a sufrir un episodio de este tipo. En ocasiones se sobreescriben los datos por error, otras guardamos archivos modificados y válidos con el mismo nombre del original, perdiendo uno de ellos, a veces es el hardware de almacenamiento el que sufre daños, en otras, la intervención de una rutina interrumpe el desarrollo de un programa, requiere su reinicialización, y perdemos los cambios que no hemos salvado… Demasiadas amenazas para estar siempre alerta y prevenidos contra todas ellas. Ahora bien, siendo alta la probabilidad del crash, obligados estamos a poner cuantos medios podamos para dilatar su aparición y minimizar sus consecuencias. Siendo una protección del cien por cien imposible y/o demasiado cara, la mejor opción es organizar una rutina de copias de seguridad (backups) que garantice que no perderemos nada demasiado importante. Una posibilidad para minimizar estos daños es usar las utilidades del sistema para programar la tarea de forma razonable: por ejemplo una copia completa cada mes, más una copia de los cambios todas las semanas o incluso todos los días, dependiendo de cuánto usemos el ordenador y de la importancia de los documentos de trabajo. Es mejor realizar nuestras copias en un disco duro externo puesto que así podemos evitar incidencias que hayan colapsado los discos duros de nuestro equipo y, si de aumentar las precauciones se trata, ya sabes, una segunda copia a depositar en otro lugar distinto al que hayamos confiado la primera.
3. Un ordenador no se rompe mediante la simple utilización de su software, podemos corromper su funcionamiento, sí, pero no romperlo. Si se estropea un programa o se borra algo siempre se puede volver a instalar o restaurar; incluso si se pierden documentos es posible restaurarlos desde las copias de seguridad (ya hemos quedado en hacer copias, ¿no es así?) En el peor de los casos, todos los dispositivos pueden devolverse a la llamada «configuración de fábrica» o «predeterminada», como si estuvieran recién comprados. Es cierto que en la actualidad existe cierto software malicioso (malware) que puede llegar a estropear de verdad los equipos «quemando» componentes, estropeando las baterías, los ventiladores y cosas así, aunque no es lo habitual. No obstante, recuerda que la publicación de fotos inapropiadas en internet, el envío de documentos comprometidos a la persona equivocada, una intervención inadecuada en los foros de una determinada comunidad o el hecho de liarla en las redes sociales, si bien no daña irremisiblemente nuestro equipo, si puede hacer daño a nuestra reputación; contra estos “daños colaterales” siempre podemos protegernos con la educación, la urbanidad y el sentido común y, en última instancia, si en lugar de actores somos víctimas, con la ley.
4. Aleja la electrónica del agua. Los ordenadores y aparatos electrónicos son malos nadadores y nunca debe caerles agua encima, so pena de estropearlos irreversiblemente. Lo mejor es evitar siempre tener agua, café, tés o refrescos e incluso comida cerca de los teclados, ordenadores, tabletas, cámaras y similares, pues su presencia sólo puede acarrear problemas, ya que si los dispositivos electrónicos se mojan, no valdrán ya ni como chatarra. Si el hambre te mata, si la sed te domina, si piensas que el café o el té contribuirán a tu concentración, en fin, si piensas que es imprescindible tener a tu lado una bebida cuando trabajas con el ordenador, recuerda estos consejos: utiliza recipientes cerrados, aléjalos de la electrónica y, si es posible, sitúalos en otra altura (en un ala de la mesa, por ejemplo).
5. Apagar y encender suele solucionar los problemas. Lo curioso es que hay razones técnicas por las que esta solución funciona realmente: al reiniciar el equipo se limpia la memoria, se borra cierta información temporal y los programas que funcionan mal pueden comenzar de cero. Las variantes de esta técnica incluyen apagar y encender dos veces, apagar desenchufando completamente el equipo del suministro energético (vamos, del enchufe de la pared y no únicamente reiniciando o pulsando el botón el botón de encendido) o arrancando los programas mientras se pulsan ciertas teclas especiales (mayúsculas, ALT, Control, Comando) que indiquen a los programas que deben reconstruir y reparar sus datos internos. (Esto varía según los programas, pero hay muchos consejos para cada aplicación que se pueden encontrar en una búsqueda en Internet.)

Si tu máquina no se ha colapsado y quieres contribuir con un comentario, aquí lo espero.

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